A veces en el metro uno puede reencontrarse con viejos amores.
A mí, me pasó eso ayer. Haciendo el cambio en avenida de América.
Mucho tiempo sin verle así como cinco años, desde la última vez que me acerqué a la facultad de medicina a verlos.
Le costó reconocerme, digamos que mi pelo ha crecido mucho desde entonces.
No se creía la melena que estaba viendo.
Yo casi no tenía tiempo de pararme a hablar (encima me puse nerviosísima).
Todo le iba bien, me alegré por él.
Cuando ya nos despedimos, comprometiéndonos a quedar un día para cenar, echamos a andar cada uno en una dirección.
De repente oí mi nombre, Rebeca.
Giré la cabeza para escuchar: estás muy guapa, te está tratando bien el tiempo.
Gracias respondí yo y llegué al trabajo con una sonrisa enorme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario