La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Aire para vivir, viento para atravesarlo volando

Y lo haces perfecto, yo aprendo de esos pases de maestro que hilvanas sobre el ruedo.
Gaonera en el trabajo, verónica de camino a casa y mariposa. Miro y te dejo danzar ese baile salvaje con el toro enfurecido, porque creo que necesitas ese aire para descubrir quién eres... y, quizá y de paso, quién soy yo.

Porque un día contaron esto de mí.
Porque ese aire es el que ahora no encuentro.

No hay comentarios: