La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Esos ojos que a veces ven por mí

Tanto tiempo sin escucharme,
que ahora llueve sobre mí
de golpe
toda mi tristeza,
mi añoranza,
mi anhelo,
mi decepción,
mis contradicciones.

Duelen.




Reconocida la derrota
—lo más difícil—
sólo queda decidir cuándo
y cómo
me batiré en retirada.


La retirada comenzó el 8 de julio, despacio, muy lentamente. Tengo que alejarme de todo, para volver a tomar impulso. Tengo que dejar de querer para volver a querer.

La mirada oblicua.

Las miradas que ya no existen. Ciegos después de tanto tiempo viendo demasiado.

No hay comentarios: