Tú naciste en una habitación de una apartamento de Goradnia. Tu madre estaba sola en aquel cuarto. Tu madre tenía
quince años. Tú tuviste pocos buzos, escasas camisetas y contados
juguetes nuevos. Tú usaste un carrito antiguo, con la capota
bastante desgastada y la bolsa, que colgaba del manillar, tenía la
cremallera completamente rota. Tú tenías moretones en las muñecas y en los tobillos.
Tú fuiste a una centro de educación infantil en
la planta baja de un edificio gubernamental. Tu clase presentaba
paredes sobrias, pocas pegatinas y unas sillas metálicas bastante
incómodas. Tú no tuviste ninguna educadora simpática. Tú recuerdas los castigos. Tú tenías compañeros que se pasaban toda la jornada llorando. Tú compartías aula con algunos niños cuyas
historias eran parecidas a la tuya. Tú recortabas cartulinas para
las manualidades del día del padre, que se quedaban acumuladas en un
cajón. Tú llorabas, odiabas y te obligabas a olvidar. Tú tenías marcas en la espalda.
Tú te montaste en un avión de Minsk a Madrid con aquellas dos personas adultas que hablaban en una lengua diferente a la tuya. Tú te llamabas Irina. Elllos te llamaban Irene. Tú no volviste a escuchar tu nombre.
Tú fuiste al colegio de uniforme, tú caminabas puesto que estaba
a unos 800 metros del lugar donde residías. Tú preferías las
matemáticas y las ciencias naturales. Tú odiabas los dictados y la
gramática. Tú no siempre querías jugar al pañuelo en el recreo,
ciertos días preferías sentarte en el banco de piedra y soñar.
Ellas se reían de ti y las profesoras no te ayudaban. Tú te sentías
sola, allí todos eran diferentes a ti. Tú recibías clases de apoyo. Tú conociste a varios psicólogos. Tú no te adaptaste a la Familia Villalobos.
Tú dejaste el colegio a los 16 años. Tú estabas harta de los
insultos: apestada, enferma, etc. Tú no aguantabas más
humillaciones y pusiste rumbo hacia Granada aquel verano. Tú
empezaste a trabajar recogiendo tabaco. Tú nunca escribiste a tu familia adoptiva y ellos parece que tampoco te buscaron. Tú sobreviviste, no te
importaba qué labor tuvieras que desempeñar querías cuidar de ti
misma. Tú te sentías digna.
Tu cumpliste veinte años. Tú conociste a Manuel. Tú tenías
tres años menos que él. Tú le querías y tú te sentías amada por
él. Tú seguías trabajando.Tú le contaste tu historia y él te abrazo.
Tú te casaste en la iglesia parroquial de Pinos Puente. Tú
celebraste un banquete íntimo. Tú eras feliz.
Tú estabas sentada en la terraza del apartamento de Salobreña
que habíais alquilado ese verano. Manuel te acariciaba la tripa, tú sentías
aquel latido, aquellas patadas. Tú querías volver a tu ciudad de origen y descubrir quién había elegido tu nombre.
Tú iniciaste los trámites. Tú volviste a tu ciudad natal. Tú aún guardabas recuerdos. Tú abrazaste a tu madre.
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