La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Desaparecer

Dime qué hago aquí esperando que muevas un sólo músculo de tu alma que denote algo de cariño, de apoyo y de compromiso.
Soy inerte para tus sentidos: inolora, insípida e invisible. No te llegan mis gritos de auxilio o, quizás, no deseas responder a ellos.
¿Qué hago aquí? Marchitarme y diluirme.

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