Tus ojos me calman, me trasmiten una seguridad que, a veces, siento perdida. Y tus palabras, benditas palabras que me devuelven una imagen dulce y preciosa de mi cuerpo, ese cuerpo que los días pares detesto y quisiera devolver.
Desvestirme con tus ojos,
amarme con tus manos y... soñar que somos eternos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario