La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Lección I

No voy a malgastar ni una neurona más de esas que se alojan en mi lóbulo temporal. No lo merece. Tengo que dedicar mi tiempo a tareas más estimulantes: empacharme de besos, fatigar mis manos con caricias y construir un futuro.
La memoria no siempre juega a mi favor y por ello voy a encerrarla en un cuarto oscuro donde no vuelva a molestarme con dudas y estupideces.
No quiero perder mi vida, nuestra vida, en miedos pasados, que son callejones sin salida. No quiero que esas incertidumbres me alejen de tu lado. Así que mi memoria queda exiliada de mi cuerpo.

No hay comentarios: