La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Esta vida que es mi vida

Me sentí vieja con más arrugas y un millón de responsabilidades que tiraban de la comisura de mis labios hasta prohibirme sonreír.
Me noté lenta de reflejos y forzando la vista para ver esos carteles que indicaban el camino que me llevaba a tus brazos.
Llegué a tu cuerpo y recuperé la juventud perdida, las ganas, las ilusión.
Gracias compañero, encontrate ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida y ahora a cuidarte todos los días para que me sigas dando la mano al caminar por la vida.

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