La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Pensar y ...

He estado pensando en ti y en mí,
en nuestros paseos, donde yo me cuelgo de tu brazo, como si necesitase ese gesto para equilibrar mi peso.
He estado recordando nuestras partidas al trivial, en las que tú siempre pierdes. A no ser que juguemos con poca ropa, entonces siempre me dejo ganar.
He estado jugueteando con nuestras dulces siestas en las que nunca dormimos, con nuestras mañanas eternas en las que levantarse de la cama resulta imposible.
Ahora estoy sonriendo.

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