La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Envejecer a tu lado

Volver a casa y encontrarme con tu silueta reposada en el sofá, que me mira con una sonrisa, que me ofrece un abrazo sincero y sin costuras.
Despertarme y observar como te mueves sigiloso para no desvelarme. Luego, entre silencios, me ofreces un beso que deposita en mí kilos de energía para combatir el día.
Decían que "hay que perderse para volver a encontrarse". Yo me pierdo todos los días en los ajetreos cotidianos, entre reuniones que me irritan y exigencias que me debilitan. Pero, a la noche, siempre estás tú para que me encuentre con la felicidad, con una cama que no me pone condiciones para acogerme y gratificarme tras el arduo día.
Hoy celebro, estar más enamorada que hace dos años, cuando te conocí. Hoy celebro haber crecido a tu lado en este tiempo corto, pero provechoso. Hoy celebro conocerte más de cerca, poder besarte todas las noches y cocinar a tu lado. Hoy lo festejo como lo hice ayer y como quiero celebrarlo todos los días, para, como tú dices, hacerme viejita a tu lado.
No me quiero preguntar por qué he tenido tanta suerte, cómo me ha podido tocar este premio tan gordo. De nada sirve preguntárselo, únicamente me sonrío pensando en ti y en cada día que disfruto a tu lado. Ya son muchos y brindo para que sean infinitos más.
No quiero que lo habitual se convierta en anodino, quiero seguir impregnando de magia nuestros amaneceres. Así la vida se saborea, se reinventa y se convierte en nuestra vida.
Una vida preciosa que estoy caminando a tu lado.

1 comentario:

alcinesola. dijo...

q hermosas palabras q ganas de sentirlas por otro ser, saludos desde México