La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Aprender

Aprendí que las buenas palabras no pueden quedarse en el tintero porque puede ser que mañana ya no pose mi mano sobre la tuya, de noche, al acostarnos.
Aprendí que los besos que no ofrezco se pudren y ya no sirven, ya no sanan. No quiero guardármelos porque no son tesoro si tú no los sientes.
Porque, cual adolescente, siento que te amaré toda esta vida, la que ahora estoy disfrutando. Pero, quizás esta vida sea demadiado corta.

No hay comentarios: