La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Vals

Nacimos, en épocas diferentes, en instantes diferentes. A mí me trajo el calor, las altas temperaturas, esos días en los que sobra la ropa, en los la gente se empeña en vivir y salir de su agónica rutina. Tú apareciste con el frío, con las noches eternas, con los días en casa buscando el calor humano. Mi tiempo es aquel en el que los adultos se aferran a sus viejos sueños y creen sentir la pasión para cumplirlos. El tuyo coincide con esas jornadas en las que se dan cuentan de todos los fracasos que acumulan.
¡Es obvio que somos diferentes!
Pero, más obvio es, que hayamos nacido cuando hayamos nacido, moriremos.
Yo hoy he decidido que voy a morir cuando me falte el aire, cuando mi corazón deje de latir y no le quede fuerza para impulsar a mi sangre, moriré cuando mis piernas me impiden caminar. Pero no pienso morirme antes.
Antes que apagarme, prefiero la soledad.

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