La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Con cien cañones por banda.

Hay gestos que no podré olvidar en la vida. Detalles que a primera vista pueden parecer insignificantes. Movimientos que para un despistado traunseunte puede no implicar nada, pero que para mí, curiosa observadora, son la vida.
Esa vida que hoy paledeo dulcemente y que me obliga a sonreír a diestro y siniestro. Esa vida que me lanza a volar.

No hay comentarios: