La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Sobre pieles corrompidas

Quizás te desquicen ahora mis preguntas,
aquellas que se quedaron clavadas en mi boca,
hiriéndome,
aquellas que se infectaron,
destruyéndome.
No te cuestiono, si acaso me juzgo,
por no haber sabido escupir,
en el preciso momento,
todo aquel veneno,
que abandonaste, casi con un gesto de desprecio,
en mi cuerpo.

No hay comentarios: