La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Descubrirte en cada movimiento.

Estas mañanas que me regalas huelen a primavera.
Resbalo por tu cuerpo y tu voz me narra mis sueños.
Estas noches que me ofreces son estimulantes,
inquietantes,
delirantes.
Sin tus besos, la quietud me desvela mientras duermo.

Instantes reservados a mi retina que no quiere dejar de admirar
(a mis manos en este poema les mando callar)
Nudos y vínculos que enlazan mis deseos con tus ganas
Carnaval de gemidos volcados sobre la cama
Revuelta y deshecha que acoge la pasión bien obrada.
Esmerarse, afinar en cada movimiento y acertar.
Infiltrando en mi corazón oxígeno para que viva, sienta y jadee.
Buscarme sin la impaciencia de encontrarme y regalarme
Libertad, respeto, cariño y valor.
Eres increible, sin duda, cada día descubriendo una joya más de tu tesoro.

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