La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Contrato y finiquito

Quiero olvidar, lo deseo con todas mis fuerzas, pero a veces se me hace muy complicado. Alejo los miedos de mis días, aunque no logro desterrarlos donde ya no duelan donde ya no destilen cierto hedor.
Me corto mis alas y paralizo todo el torrente de ilusión que construía, con paciencia y tesón. Me defiendo de mí misma y me transporto muy lejos para que no pueda hacerte daño. Te extrañas porque no sabe qué sucede en mi cabeza, porque desconoces los instantes en los que el nudo se aferra a mi garganta y me impide respirar.
Quieres abrazarme, comprenderme pero yo me opongo a tus caricias y te obligo a ver mi desgaste y mi dolor.
Permaneces a mi lado, imbatible y me sonríes mientras me dedicas palabras de ánimo. Me siento injusta porque no acierto a hacerlo mejor, porque no quiero que pelees contra mi pasado.
Yo pataleo y tú me ofreces tu mano.
No es un buen trato.

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