La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Declaración de INTENCIONES

A veces la calma da miedo. Si todo va demasiado "bien" nos empeñamos en sacar defectos a la vida. Imagino que será el autoconvencimiento "de que sólo en la ignorancia se puede ser feliz". Parece como si la inteligencia nos lanzara al fracaso, constante sensación de abatimiento, permanente sabor amorgo en la boca, entre los dientes. Está ahí y, cuando menos te lo esperas, reaparece en tu gusto.

Yo tengo bombonas de oxígeno, gracias a las cuales respiro dulcemente en ocasiones. Pero, reconozco que me se ma hace compliacado digerir determinados asuntos. Intento que no vuelvan, pero son recursivos en mi vida. Vuelven, en el fondo, porque quiero que vuelvan porque sé hacia donde quiero llevar mi vida y no sé cuando tendré el valor para hacerlo. Soy conservadora en determinadas cosas, conservadora y cobarde, por mucho asco que me de. Soy conservadora, cobarde y sincera conmigo misma. Nadie me da más bofetadas que las que yo me dedico casi diariamente.

Me he dado cinco años para alcanzar mi mayor sueño, ser libre. Disponer de la libertad de la que ahora no dispongo. ¿Lo lograré? ¿Cambiarán en este tiempo mis sueños?

El de ahora lo tengo claro y este lustro que tengo por delante será en el que me deje la piel para lograrlo. Si no lo alcanzó, igualmente estaré muerta.

No hay comentarios: