La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Sin calamidad

Me llegan los recuerdos,
me llevan los demonios
y escurro
el
dolor
para que no me empape
y mi cuerpo no pese más y pueda desplegar
las alas,
hasta donde quiera,
hasta donde me de la gana.

1 comentario:

elniñotriste dijo...

Hasta donde tu quieras, sé que tus ojos son capaces de elegir el lugar perfecto, el lugar donde se esconde esa tan ansiada felicidad, compañera Conozco un montón de mágicos y hermosos montes donde desplegar las alas... y volar... hasta la victoria siempre!

Subirás al final a nuestro Bilbo?Cuidate mucho Rebeka, muxus y más muxus & Rekuerdos desde el Norte!