La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Navegar

Dame tu mano ahora que la noche se vuelve rebelde en mis sueños.
Fuérzame a que respire hondo y sienta la lluvia refrescándome la cara,
limpiándome por dentro.
Observo desde este lado aquella orilla del río,
donde puedo caminar sola,
donde no me intuyo áspera.

1 comentario:

elniñotriste dijo...

Navega hacia donde quieras pero busca siempre la otra orilla; el lugar donde eres tu y nada ni nadie te lo impide No pienses que el mundo que te rodea está en tu contra porque te complique, a veces eso es lo que necesitamos para encontrarnos, para seguir mejorando

Te noto triste y eso no me gusta, compañera...

Muxus & más muxus con todo el cariño de este niño triste que tanto cariño te tiene!