La primera vez que quedamos los dos solos era enero. Yo acudí a la cita puntualmente, él, por lo que vi, había llegado antes incluso. Nunca me encontré con él, sólo pude acercarme a sus zapatos. Parecían una invitación a que dejase algún regalo dentro de ellos. Esperé durante una hora, creo que era tiempo suficiente y me fui como había llegado, sola.
La segunda vez que intentamos pasar un rato agradable juntos, fue allá por el 23 de marzo cuando comienza la primevera. Yo estaba radiante y emocionada al igual que las flores lucían toda su belleza. Me senté en la mesa de la terraza del restaurante que me había dicho, la más próxima a la papelera. Allí había una almohada. No sabía qué debía hacer. Pasado unos minutos, osé levanté esa almohada, debajo sólo había un diente. Como el niño que deja un diente, esperando a que el "Ratoncito Pérez", le deje algún detalle a cambio de la infancia que se va esfumando.
Después de cada uno de esos episodios, me llamaba contentísimo para preguntarme si me había gustado la sorpresa. Nos conocimos en una fiesta, de esas donde coincides con conocidos que a la vez vienen con amigos, donde acabas que parece que conoces a todos y a nadie. Siempre, en esas llamadas, alude a que tras indagar sobre mí, le contaron que me encantaban las sorpresas y los momentos originales. Le dijeron que para enamorarme tenía que hacer "grandes cosas". Así que ahí estaba él, esforzándose en resultar intelectualmente atractivo.
La siguiente oportunidad la tuvo el día de mi cumpleaños. Calor sofocante en Madrid y yo en vez de encontrarme con su sonrisa me topó con sus calcetines malolientes. Seguro que Papá Noel le hubiera dejado un regalo. Yo le dejé las llaves de mi casa. No para que pasara nada especial, sino para que al menos, cuando él decidiera tuviesemos una conversación normal y sin objetos condicionantes.
Me llamó, no se lo cogí.
Esperé varias jornadas a que reaccionara. Y sonó el timbre. Creo que de mi boca comprendió mucho mejor cuáles eran mis sueños. Sin imposturas ni imposiciones.
Dejamos de ser dos personajes para ser dos personas.
3 comentarios:
Que divertido.
Gracias y Bienvenido. Pódría decir que en un 1% es autobiográfico.
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