Te va a hervir la sangre
cuando alcances el embozo de mi cama.
Mientras, maldigamos la distancia truculenta
y el acíbar atrapado en tu garganta.
Anhelo el pandeo de mi cuerpo entre tus manos
y que tu boca desenrede las costuras del lamento.
Desabróchame los besos que no nos pertecen.
Lámeme las heridas que desgarran mi sosiego.
Yo lucharé por localizar tus sueños y tu apetito.
Hazañas para que salga el sol cada mañana.
4 comentarios:
Me encanta cómo escribes! Qué manejo del lenguaje y de las imágenes. Un placer. Te espero por el cristal. Un abrazo
Me sacas los colores.
Gracias.
...pues los colores son la vida. Te lo mereces, sigue adelante llenando de momentos, detalles y sorpresas este espacio.
Palabra no hay camino, se hace camino al andar.
¡Gracias amable anónimo! La tarea no es sólo llenar de momentos, detalles y sorpresas este espacio. Lo difícil, de hecho, es llenar la vida de esos dulces caramelos. Poco a poco, lo voy logrando. Sobre todo mi gran conquista es hacerlo cuando quiero, sin que nadie me imponga ni cómo ni cuando.
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