La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Rozando el arte de escapar

Volví de Asturias.
Parajes sedosos y nostálgicos,
repletos de lindas melodías.
1400 kilómetros en tres días.
El mar del Norte allí en Moris,
las montañas en el mirador de Fitu
y el Pulpo en Cudillero.
Libre,
a veces por carreteras casi desconocidas
donde encontrabas a una señora mayor que te embriagaba de miedo.
Andes y las olas rompiendo con toda su fuerza.
Covadonga y perderse entre lo verde.

Vengo encantada,
con dos flores: rosa y amarilla del mercadillo de Oviedo.
Dos flores, un mimo que me dedica un gesto y
Cuatro libros.

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