Voy a dejarme perjudicar por el dolor.
En los nudillos las huellas de paredes en ruinas,
de los golpes que propicié
cuando me atabas los pies.
Sabes de lo que hablo,
de cuerdas desgastadas,
de cerraduras obligadas,
en mis puertas
y en mi cara.
Te dije que me dejaras ir,
que no tengo necesidad de dueños.
Ahora, no malgastes
fonemas,
grafemas,
mejor usálos para la sección de anucios de algún diario.
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