La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Esperas

Cinco minutos para amarte,
cinco minutos para cuidarte.
Lo que tarde en venir el próximo metro
y olvides mi existencia
por las fatigas de existir entre deberes.

Cinco minutos para besarte,
cinco minutos para acariciarte,
antes de que desiertes de mis brazos
y aquel vagón te aleje
pos sus vías insípidas y monótonas
de la textura de mis placeres.

No hay comentarios: