La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Cercados por los somieres

Observo mi intimidad y somos tres.
Un par de extraños, con sendas bocas
a veces ronda mi alcoba.

Y en el recreo que compartimos
hay júbilo,
hay anocheceres con pasiones carnales banales.

Luego aparece mi silencio y mi orfandad
y mi cuerpo vuelca en las sábanas
tu recuerdo y mi soledad.

No hay comentarios: