¡No, no a mí no me
engañas!
Yo sé lo que quieres,
yo conozco por donde quieres que se pasee mi
lengua,
yo encuentro el lugar del que te surge el
deseo.
Para la noche sólo quiero cuerpos ardientes, por las mañanas prefiero juegos canívales. Las tardes las quiero salvajes... Y a veces, en la calle, quiero besos amables y sinceros.
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