La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Emulando a Bécquer

Déjalo marchar,
sinónimo de elegir felicidad.
Déjalo partir,
toca pararse, respirar y sentir.
El tiempo,
la pausa,
que no se escapen más momentos,
que no me falte más el aliento.
La decisión,
el regalo,
y una taquicardia que ya no siento,
ante un sino que era esperpento.

https://www.youtube.com/watch?v=G5Mla9Zbfb8

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