La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
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El tablero dibujado sobre tu cuerpo, cada movimiento abandona una caricia en tu piel. Caricia que se transforme en escalofrío. Escalofrío que finaliza en forma de jadeo.
Jadear, respirar de forma contenida, liberar endorfimas, dejar de pensar.
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