La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

De viajes

Hoy súbete a mi espalda y déjame que te lleve lejos, donde las vueltas del pan las dan junto a una sonrisa.
Permíteme que te muestre esos lugates en los que la vida no transcurre a golpes de reloj y "dejar salir antes de entrar" no es una guerra sino una danza de los cuerpos.
Volaremos y cuando amanezca ya no sentiremos frío.

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