La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Mi varita

Me miras a los ojos y me derrito.  Así funciona mi cuerpo y funcionará siempre; lo desee o no, tu mirada marca los ritmos con los que me estremezco y me agito.
Es sencillo, las instrucciones de mis emociones las llevas guardadas en el bolsillo izquierdo de tu chaqueta. Tú no eras consciente,pero las puse allí la primera vez que compartimos un anochecer.
Eres magia para mí.

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