La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Muy correcta

Los recuerdos ya no son azucarados
y las palabras no producen escozor.
Existieron, pero son datos posados
que no tienen cabida en la razón.

No sé de lejanas guerras perdidas,
lamí mi piel y me dispuse a marchar.
Comencé,
gané nuevas partidas
y en la última  me dejo conquistar.






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