La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Gracias Ismael, gracias papá, gracias mamá y otros tantos (vosotros ya sabéis).

Levantarse, sacar fuerzas de donde no te quedan y seguir luchando.
Duelen las piernas de tantos recorridos y se quejan los brazos por soportar tanto peso.
Disfrazarse con la mejor sonrisa y salir a partirse el pecho cada día porque los sueños lo merecen.
Sacrificio, lucha, constancia, enjuagar lágrimas y respirar hondo muchas veces para no quedarse en el camino.
A veces dan ganas de rendirse, de sentarse y esperar a que venga un tiempo mejor, más sencillo y menos exigente; pero eres consciente de que no vendrá sólo sino que toca agarrar la pala y allanar el camino con tu esfuerzo y constancia.
La vida está formada de dimimutas parte de experiencias diferentes y depende de nosotros cómo queramos vivirlas. Yo elijo continuar porque cuando a mí se me acaban las energías, a veces pasa, tengo a gente estupenda que se pone a mi espalda y me empuja.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Claro que te empujamos, sabemos que eres grande y que siempre consigues lo que te propones, hay momentos duros y sufres, parece que todo se viene abajo, pero vuelves a tomar impulso para llegar la primera a la meta.

Sé que no soy de darte abrazos ni de muchos besos, pero te quiero, cuando tú sufres yo también lo hago en silencio, eres lo más importante de mi vida.

la punta de mi lengua dijo...

Muchas gracias! Está costando pero llegaré.