La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Deshaciendo borradores

Me estás obligando a recordar a qué sabían tus besos y la niebla se cierne sobre mis recuerdos. La cabeza se niega a emborracharme con una nostalgia que no servirá para nada ni nos salvará de nosotros mismos. Tú ya no eres aquel que descubrí y yo ya no soy la que se mostró desnuda ante ti, tengo menos piel pero más cicatrices.
Elegí otro camino, mi camino, menos sueños que difuminen mi viaje y más realidades convertidas en adoquines sobre los que andar, firme, con la cabeza erguida y sin agarrarme de una mano que tire de mí hacía sensaciones que no quiero reconquistar. Llámame aburrida, tu diversión no me seduce. Elegí vivir y no revolcarme en el lodo que me ofrecías.

Compréndelo, ahoga tu deseo para que no me estalle el pasado en la boca, me atragante y muera en el intento de respirar a pleno colchón.

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