La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Con nocturnidad

Noches que son viajes a placeres inimagiables,
con tu cuerpo y mi cuerpo creando mágicos momentos,
subrayados por la tenue luz que se cuela por la persiana.
Tus manos dominando mi piel,
sobre esos poros que llevan tu nombre,
escrito mediante recuerdos y besos.
Vibrar, soñar, encajar
y no morir en el intento,
de ser conrtigo sonriendo.

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