La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
Despedidas
Y me sobrecogió la tristeza cuando supe que él se había marchado.
Ernesto Sabato, uno de mis maestros dijo adiós para siempre, pero se convertirá en un hasta luego cada vez que lea alguno de sus escritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario