La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Discretamente

Saber a ciencia cierta que tu piel es mi camino
y tu cuerpo mi casa, allá donde quiero estar, allá donde quiero ser.
Abrazarme a ti, sentirme plena y resolver los silencios con una sonrisa que es la felicidad.
Confiar en el tiempo para que nos haga más fuertes y no desgaste las razones que nos unen en la vida y en la cama.
Tengo los huecos perfectos para adaptarme a tu cuerpo
y mis manos sólo reconocen esas líneas que se forman en tu pecho, porque son las mismas que aparecen dibujadas en mis sueños.
¡Siempre es fiestas! Sin desmemoria pero con una balanza en las que siempre sales ganándome.
¡Alfileres!

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