La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Realmente

Estoy intentando hacer mi propia revolución,
la que vuelva a pintar una sonrisa en mi cara,
la que me lance a bailar, porque siento que he perdido el compás.
Por eso, quizás, volví a pintarme el cabello de rojo.
Puede ser que haya sido para que vuelvas a fijarte en mí,
ahora que casi soy invisible para tus ojos,
ahora que ya no ansias besarme.
No sé, qué importa, llorar nunca fue la solución.
¿Sabes?
Me importa un bledo.

No hay comentarios: