La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Bendición

La oscuridad reina en la sala.
No te veo,
pero me ayuda a sentirte mejor,
a descubrirte en cada movimiento.
Estoy desnuda, vencida a tu lado,
perdiendo esta batalla
para ganarme el cielo, nuestro cielo.

1 comentario:

Un niño cualquiera dijo...

Siempre habrá batallas que merece la pena perder, compañera

Un besazo... y recuerdos desde el Norte!

Un niño cualquiera.