La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Aspiraciones y respiraciones vitales

Recordé el pasado y sonreí.
No había dolores, no encontré rencores ni en mi estómago ni en mi cuerpo.
Supe regalarme lecciones para no desesperar cuando los días me brindaban amargura.
Me llené de energía y fortalecí los gestos que me unían a mis sueños.
Hoy me despierto con una vida más completa y deliciosa. A veces con algunos sinsabores que sé solucionar sin describir una tragedia. Porque todo pasa y nada queda, nosotros también desapareceremos.
Nosotros dentro de un tiempo seremos polvo y recuerdos. A nosotros nos llegará la muerte, quizás incluso antes la demencia o el alzheimer. Tal vez acontezca el olvido, antes, mucho antes.
Pero no quiero preguntarme qué sucederá mañana, tampoco me apetece adormecerme en los recuerdos, lindos recuerdos, de esta máñana.
Soy en estos momentos, ahora, una chiquilla que siente dentro un amor respetuoso y libre que me llena de orgullo y felicidad. Ahora estoy en paz con la imagen que reflejo en el espejo (quizás me debería peinar más).
Estoy feliz, aprendí a no aspirar a serlo.

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