La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Moviendo ficha

Siempre que me mezclo contigo siento que se agita el tiempo, que me devora y me lanza a una mar bravío de sensaciones y experiencias. Sin poder adivinar qué intentaremos, pero con toda la energía preparada para ponerse en juego. Jugar, porque la vida es un trepidante juego entre mi boca y tus caderas.
Siempre que rozo tu costado descubro en mí un nuevo escalofrío, más hondo e intenso que los anteriores, algunos incluso llegan a cortarme la respiración por unos instantes. Sé que tú no lo sospechas, por eso te lo cuento.
No importa a donde me lleves, con que excusa me secuestres, porque no existe el miedo sólo el deseo de ser contigo, en silencio y a escondidas.
Me arriesgo contigo los días que me introduzco en tus bóvedas de arena y las noches que me derrito entre tus sábanas. No me preocupa la idea de perder esta partida, sólo me ocupo de seguir moviendo ficha en ese tablero que dibuja tu espalda.

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