La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Deseo incontenido

Tu beso, ardiente y delicado, discurre sordamente por mi cuerpo
despertando instintos, que se presumían contenidos.
Mi voz ahogada responde a las preguntas, que me besas en la espalda,
a esas frases que estallan y provocan ofrendas y súplicas arañadas. Ruegos que tu apetito entiende y mi capricho enciende.
La calma debajo de la cama, confinada y desterrada.
Repta mi deseo desde mi boca a tu cuello y se desliza sofocado para conquistar el torso que te compone y sobre el que yo acomodo mis sueños. Deslizo mi lengua por tus labios y los recorro queriéndome aprender su geografía, tu geografía.


Me gusta saberme salvaje,
salvajemente encontrarme con tus manos en mi cuerpo,
con mi cuerpo conquistado salvajemente por tus besos.
-dedicado-.

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