La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Con la razón en una bandeja

Mi cuerpo no se quiere borrar
de unas manos
que me tocan,
que me aprietan,
que me excitan,
que me queman
con ternura y con pasión,
sin regirse por el tiempo,
sin responder ante el reloj.

Mi cuerpo no se quiere privar
de una boca que me invita
a beber la vida con canela
sin expresar condición.

Mi cuerpo no se quiere alejar
de tu piel bendita y enfocada
ante mis ojos proclives
a cometer excesos,
a beber tus vientos,
por la mañana sin bajar las persianas,
por la noche con las heridas curadas.

Soy en tu mirada la que deseo ser,
soy en tu distancia la que me gusta ser,
soy entre tus manos la que quiero ver
frente al espejo,
desnuda y enlazada,
a tus piernas salvajes,
a tus besos feroces.

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