La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Una sencilla forma de dar las gracias

Calma y la tormenta en nuestros cuerpos.
Pocas palabras y millones de hechos.
Las responsabilidades abandonadas en el felpudo
y una botella de vino apoyada en la almohada.
Levantarme con tu sonrisa,
acostarme con tu paciencia.
Olvidar el miedo,
encontrar el deseo.

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