La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Por eso mi amor no estés triste si ahora cierro la puerta


Estaban, con su humildad y su desdicha,
antes de que nosotros abrazáramos sus cuerpos.
Vivían, con su presente amorfo y dislocado,
antes de que nuestras manos rozaran las suyas.
Vistamos sus casas.
Jugamos en su pasto.
Bebimos de su agua.
Acariciaron nuestros cuerpos
Ofrecieron su sonrisa
Removieron nuestra mente.
Ahora, en esta ciudad congelada y desquiciante,
caminan a nuestro lado en la distancia,
se sientan a nuestro lado en la distancia,
se acomodan en nuestras sábanas en la distancia
y nos susurran sus sueños en la distancia.
Pero, esta distancia nos permite olerlos, escucharlos y tocarlos.
Y nosotros ya no podemos apartar nuestras retinas
de esos niños, esas mujeres y esos hombres
que han hecho que nuestros corazones
se levanten en pie de guerra.


- Y así, de este modo se cierra este blog. Porque como dice un buen amigo mío : crisis, cambio, revolución. Seguiré escribiendo, viviendo, amando, soñando, trabajando (qué le voy a hacer), leyendo, observando, escuchando, tocando, saboreando, aprendiendo, coloreando, volando, bailando, abrazando, besando, riendo, acariciando, disfrutando, caminando y siendo feliz. Pero últimamente no encuentro la inspiración, ni la encuentro ni la busco. De repente, este sitio se me hace extraño y ajeno a mí misma. Mejor antes de que llegue el hastío, despedirme con una sonrisa. Quizás venga otro, pero ya no será este, porque de alguna extraña forma tampoco yo soy ya la que aquí mayoritariamente habita-.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

los viajes q trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos...

Tuxman Linuxos dijo...

Ojalá te lo pienses y vuelvas pronto.

Anónimo dijo...

nooooooo!
Ahora que vuelvo yo no nos puedes abandonar.
Por favor vuelve pronto
Un besico