Quizás algún día te llegue este mensaje que abandono dichoso en el mar.
Tal vez, un día, mientras pasees por la orilla de una playa preciosa, descubras a tus pies estas palabras que hablan de ti y de mi.
Madrid, 24 de octubre del 2008
Estimado Caballero,
Mi cuerpo va acumulando tareas que realizar contigo. La lista crece y crece, soy una persona inquieta, siempre se me ocurre alguna novedad. Espero que el tiempo se apiade de mí y te haga seguir padeciendo esta extraña ceguera.
Lamento desearte esta pequeña incapacidad pero así me garantizo seguir caminando a tu lado, de tu mano, con tu sonrisa reposada en mi boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario