La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Como animal caliente

Y no me pude resistir a sentir tu tacto sobre mi piel,
y no me pude negar a probar un beso más,
y no me pude olvidar de tus palabras certeras, salvajes y violentas,
y no quise posponer las noches en vela, las noches de guerra,
y no quise renunciar a la pasión, a los juegos, al pandeo de los cuerpos,
y no me pude condenar a más noches sin semas en la punta de la lengua.

- Lo siento, he vuelto. Qué débil soy.-

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