A veces, el tiempo intenta traerte las ruinas de otras ciudades. Intenta herirte, pero, sin darse cuenta, te reafirma, aún más, en las nuevas aventuras que has emprendido.
Dejar de ser un fantasma y ser una realidad que puede sentir y moverse, incluso patalear.
Sentirse cada músculo, sentirse palpitar, sentirse.
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