La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Gracias adorables

Ganarme en cada movimiento,
en cada palabra que soplas cual pompa de jabón.
Rojo mi cuerpo,
rojo mi sueño, rojo mi vuelo, roja en nuestra oscuridad cada estrecha jugada.
Acelerarme cuando el sol llama a mi ventana y
observo mi risa en tu mirada.
Calor entre las sábanas
y pasión en las costuras del colchón.
Imágenes sonrosadas sobre la almohada
en las que mi cabeza conquista el cielo de tu boca.
Atornillarme a tu cadera y
ser contigo un vendaval que revuelva nuestros poros.
Ser del sueño la realidad,
ser contigo sin anclar al cuello ninguna soga.

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