La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

A ti

La distancia puede ser enemiga o maravillosa compañera. La distancia intensifica los abrazos y dulcifica los besos. La distancia no me deja olvidarte, al contrario lanza hacia mí un torbellino de emociones que irremediablemente me recuerdan a ti.

A ti y tu particular forma de mecer el silencio entre sonrisas almibaradas y miradas hermosas.

A ti y tu elegante forma de escuchar, con los ojos bien abiertos, las historias de los demás.

A ti y tus tiernas manos con las que domas los vientos y remueves la aurora.

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