Lo siento, hoy voy a dejar la literatura a parte porque necesito expresar mi enfado con deteminados asuntos.
Me ha llegado una nueva paciente, una niña de 9 años.
Estuvo en otro gabinete público, durante dos años y medio. Acudía al centro todos los laborales de la semana, es decir, cinco día a la semana. Dos años y medio. Esto es, muchísimo tiempo. En aquel gabinete, donde sólo hacía fichas, como si rehabilitar la dislexia fue un entrenamiento, le dieron el alta. Está repitiendo tercero de educación primaria.
Ahora, resulta que desde el colegio le recomiendan que retome el tratamiento porque siguen viendo dificultales en su lecto-escritura.
Pues sí, sigue teniendo unos problemas que son alucinantes. Su orientadora me comenta que está un poco decepcionada. ¡Pues claro yo también lo estaría! Me paso dos años y medios en tratamiento, repito y encima tengo que volver. Pues es como para enfadarse con el mundo.
La orientadora es de la opinión de que la niña es poco inteligente y que en algún momento deberá ir a un colegio de integración.
Yo defendí el hecho de que el tratamiento anterior grupal se había centrado demasiado en las dificultades sintomáticas de la dislexia, sin abordar los déficit básicos (orientación temporo-espacial).
La niña, tras el tiempo de tratamiento anterior, sigue sin reconocer la derecha ni la izquierda, no puedo retener más de cuatro elementos en orden, etc. Es decir, en esas capacidades está al nivel de mis niños de primero de primaria. ¿Eso es culpa de la niña? ¿Tiene eso relación con su C.I.? Tiene muchas anticipaciones en su lectura, con lo que es comprensible que luego no comprenda el texto.
Intenté explicarle a su profesora que yo soy de la opinión de que la niña tiene mucho potencial pero que es necesaria estimular esas habilidades que tiene por debajo de la media. Ella me dijo que su dislexia es tan grave que es imposible que mejore mucho más.
Evidentemente, yo le comenté que en mi centro recibimos niños con síntomas disléxicos muy establecidos y que no se pasan dos años y medio en tratamiento, menos viniendo todos los días y ni locos repiten. Ese es nuestro objetivo afrontar el fracaso escolar con todas nuestras herramientas.
No quiero decir que seamos los mejores, pero desde luego una orientadora, que sabe mucho de lo suyo, debería escuchar si una logopeda le dice que el tratamiento no ha sido efectivo a pesar del tiempo que ha durado. Pero ¿para qué escuchar? Es mucho mejor insistir en que la niña está bloqueada.
Lo mejor de la conversación:
- Desde que está contigo, además ha ido para atrás- me dice la orientadora.
- ¿Sí? ¿Exactamente desde qué momento han percibido el retroceso?- pregunto yo, por informarme.
- Desde la vuelta de Navidades. Justo desde el primer día de clase.- me contesta ella.
- Ahh, pues la verdad es que la niña sólo lleva en nuestro centro dos jueves, es decir desde el 7 de febrero.
Quizás debería informarse mejor de los niños de su departamento de orientación. Evidentemente esto lo pensé pero no se lo solté así.
Muy profesional por su parte decirme que ella cree que la niña es cortita y que algo más tiene que nos ocultan. Yo, respecto a esto, sólo pude decir que los informes neurológicos no relevan ninguna anomalía salvo un déficit de atención. Debido a esto recibe un dosis elevada de un medicamento.
Fíjense que yo pensaba que lo de relacionar a los disléxicos con un C.I. inferior a la media ya había pasado de moda. No se imaginan lo cansada que esto de los orientadores coorporativistas.
Saben que les digo, que esta niña en los tres jueves que ha venido ya ha mejorado su velocidad de lectura, su comprensión lectora, su capacidad de redacción y sus capacidades espacio-temporales. Y que nos vamos a comer a la orientadora con patatas. A la niña, esto paso de decírselo que ella está en el colegio y no es plan de crear mal ambiente. Ahora que tiene la autoestima destrozada y eso no se lo consiento a nadie.
8 comentarios:
A mi hermana le hubiera gustado leerte. También me cuenta muchas injusticias sobre su trabajo, también es psicóloga, aunque está más metida en cuestiones de abusos a menores y esas cosas...
Una maestra a la mamá de una amiga, como era callada, le dijo que su hija era autista.
Hoy, es re sociable y está estudiando Ciencias de la Educación.
Cómo una docente pudo confundir timidez con autismo.
Cro q a ella tb le gustaria leerte.
¡Cuánto mal puede hacerse a los niños!
besos
Me encanta leerte y saber que a pesar de muchos incompetentes que hay en el mundo aun queda gente que disfruta y se compromete con su trabajo..seguro que esa niña con tu empatía y saber hacer mejora...Un abrazo muy fuerte.
Uno de los mejores alumnos, más sensible y más inteligente,que he tenido en mis clases de Literatura era disléxico. Terminó la Secundaria completa, hizo la Escuela de Cine y ahora es un cineasta exitoso, aunque no famoso ni rico. Pero es feliz y vive a pleno. Sentí que tenía que contánterlo cuando leí esto. También tenía que decirte otras cosas con las que concuerdo:
1- también a mí los rótulos que le ponen a los alumnos me tienen harta, es una forma de sacarse el fardo de encima y no hacerse responsables de sus aprendizajes.
2- Sin duda esa niña va a adelantar velozmente contigo, porque le enseñás con amor -sentimiento fundamental en nuestra tarea- y porque esperás grandes cosas de ella; si pensás que podés, podés.
Un abrazo, compañera.
Olvidé escribir lo fundamental en el saludo: y que te siga sublevando la injusticia.
Gracias a todos por vuestras palabras, por pasaros y por intentar comprendernos.
Yo sigo bajando y encuentro este texto y muchos otros que no había visto! Qué capacidad de producción que rebasa mi tiempo de lectura y eso es injusto, cuando me gusta tanto leerte y como docente me siento tan identificada con lo que decís. Tu manera de proceder te señala y distingue como una verdadera profesional, vocacional. Te felicito y ojalá me tocara alguna vez consultarte, y no a un profesional, como los que estamos acostumbrados a tratar, como dice la flaca, que lo que hacen es etiquetar, y poner en estanterías a los niños y sus respectivos"problemas". Seguramente, llegarás a buen puerto con esa niña. Besos
Muchas gracias por tus palabra, sé que en muchas cosas soy mediocre, incluso mala (tendrías que verme cantando). También sé que en mi trabajo hay cosas que tengo que mejorar, quizás por eso sé que lo ama porque no hay ni un día en el que no me preocupe por aspectos que he de pulir.
Ahora, sé que adoro lo que hago, vivo por ello. A veces, incluso más de lo que se puede. Soy feliz, con esos niños. Es cansado pero tengo la sensación de que de alguna extraña forma cambiamos el mundo.
Publicar un comentario